6 de mayo, 2024

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El viñedo mundial a la baja durante 2023

Sector

  • Agricultura

La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) dio cuenta el pasado 25 de abril de la evolución mundial de la superficie de viñedo y de la producción, consumo y comercio de vino en el pasado año 2023.

Lo más destacable es que, por unos u otros motivos, todos los parámetros se orientaron a la baja durante el ejercicio pasado, puesto que tanto la producción, como el consumo de vino se contrajeron y el comercio descendió más en volumen que en valor por la subida de precios y, por último, la superficie continuó con la ligera tendencia a la baja de los últimos años.

El consumo mundial de vino, según estima esta organización multilateral, bajó un 2,6% y en torno a 6 millones de hectolitros respecto al año anterior, hasta 221 millones, marcando el volumen más bajo registrado desde 1996. Las causas fueron multifactoriales, pero sobre todo fue debido al complejo escenario económico y geopolítico, caracterizado, por una parte, por los incrementos de los precios como consecuencia de las presiones inflacionistas (aumento de costes de producción y logísticos de comercialización y distribución y, a su vez, de los precios de venta para los consumidores), unido a una reducción del poder adquisitivo de los consumidores que impactó desfavorablemente en la demanda de un bien de consumo alimentario no básico, como es el vino.

Desde el máximo registrado de 250 Mhl en el año 2007, la diferencia con lo estimado por la OIV en 2023 es de un 11,6% y de 39 millones menos que entonces. El consumo mundial de vino viene bajando desde 2018, con la excepción del año 2021, que repuntó en 3 millones, hasta los 234 Mhl, debido a la relajación de las restricciones derivadas de la pandemia de Covid en 2020, año que en que descendió en 5 Mhl con respecto al anterior, desde 236 a 231 millones de hectolitros.

En su informe, la OIV destaca que el 68 % del consumo mundial se concentra en solo una decena de países y el 51 % en los cinco mercados principales: Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, entre los que no está España. En todos ellos bajó ligeramente el consumo de vino (-2-3 %) el año pasado.

Nuestro país, por ejemplo, fue uno de los principales que escapó a este descenso del consumo, al registrar un ligero incremento del 1,7% y de unos 200.000 hl, pasando de 9,6 millones a 9,8 millones (sin lograr recuperar los 10,3 Mhl de 2021) y situándose en un discreto sexto lugar en el ranking de principales consumidores. Ranking que continúa liderando Estados Unidos, con 33,3 Mhl, un 3% y un millón menos que en 2022, lo que supone un 15, 1% del total, seguido de Francia, con 24,4 Mhl, con 600.000 hl menos (-2,4%), un 11% del total, Italia, con 21,8 Mhl, también 600.000 hl menos (-2,5%), un 9,9% del total; Alemania, con 19,1 Mhl, unos 300.000 hl menos (-1,6%), un 8,6% del total; y Reino Unido, con 12,8 Mhl, también 300.000 hl menos (-2,9%), un 5,8% del total mundial.

En este ranking mundial, destaca la situación de China, que se estima que registró descensos muy importantes, de doble dígito, tanto de su producción nacional (-33 %), como de su consumo (-25%), con apenas 6,8 Mhl, ocupando un discreto 9º lugar, con un 3,1% de la demanda mundial, debido a su floja situación económica, después de que el gigante asiático saliera de las fuertes restricciones por la pandemia de Covid. En cambio, el consumo aumentó en países como Rusia (8,6 Mhl, un +3%) y Brasil (4 Mhl, un +11,6%).

Teniendo en cuenta los datos de producción y consumo mundial de vino, la OIV prevé para 2023 un superávit de oferta respecto a la demanda de vino de unos 16,1 Mhl. Un exceso que se ve, no obstante, amortiguado porque se destinan cada año entre 25-35 millones de hectolitros de vino a otros usos, como la fabricación de vinagre, de alcohol para bebidas destiladas u otros productos industriales), contribuyendo a un mayor equilibrio del mercado mundial por la reducción de volumen excedentario que ello supone.

Para el director general de la OIV, el neozelandés John Barker, se prevé que el consumo de vino tinto siga bajando en 2024, con la excepción de la categoría Premium, mientras que, por el contrario, podrían continuar en ascenso la ingesta de los vinos blancos y rosados, y de los vinos espumosos.