26 de septiembre, 2024
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Al sector primario le urge que Europa aplique sus reglas a la importación

El sector agrario de Canarias vive en un escenario apocalíptico, a pesar de que «comer se come cada día y casi tres veces». Su peso en el Producto Interior Bruto (PIB) pasó del 4,5% a casi un 2,5%. El camino hacia la soberanía alimentaria hoy parece una quimera, pero agricultores, ganaderos y pescadores no cejan en el empeño. Tienen claro que el esfuerzo debe centrarse en que Europa exija a la importación lo mismo que a la producción local, una administración ágil y un consumidor responsable. Es decir, hacer rentable al sector para que haya relevo generacional. Pero en este escenario, parece que hay un oasis: la acuicultura.
Es la conclusión del foro Planeta Agro. La voz del mundo rural: Agrosostenibilidad y economía azul: retos y oportunidades de la producción sostenible en el sector primario canario, celebrado en el salón Plataneras del Iberostar Heritage Grand Mencey, organizado por EL DÍA, cabecera de Prensa Ibérica en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y AgroBank con la colaboración del Cabildo de Tenerife.
En su apertura, tras la bienvenida del director de EL DÍA, Joaquín Catalán, Manuel Afonso, director territorial de CaixaBank en Canarias -entidad presente en todos los municipios del Archipiélago-, resaltó el papel de la división especializada en el apoyo a la agroalimentación, un segmento «clave para la economía» hasta el punto que «este año aumentamos la inversión concedida un 8%, a casi 400 millones en lo que va de año y seguiremos estando muy cerca del sector». AgroBank cuenta con 39 oficinas en Canarias dedicadas al sector primario, «al que no podemos dejar de lado, por lo que es importante la apuesta por seguir creciendo de la mano».
Vino, plátano, piña y tomate centraron la mesa Agrosostenibilidad. Moderada por el periodista especializado en economía Moisés Álvarez Montero, intervinieron Juan Jesús Méndez, químico, enólogo, director de Bodegas Viñátigo y presidente de la Asociación de Viticultores y bodegueros de Canarias (Avibo), que gestiona la Denominación de Origen Protegida (DOP) Islas Canarias; Pablo Carmona, presidente de Frutas del Hierro SAT; Esther Domínguez, responsable del departamento técnico de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan), y Gustavo Rodríguez, portavoz de la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores (Fedex).
Entre los retos que afronta el sector, el caso del subsector vitivinícola es paradógico porque al tiempo de obtener el reconocimiento internacional de su producción -está presente en Estados Unidos, Canadá, Sudamérica, toda Europa, Japón, Hong-Kong, Maldivas...- «tenemos pendiente el mercado interior». En paralelo, se registra el declive de la viticultura canaria. Juan Jesús Méndez apuntó que la superficie cultivada pasó de casi 10.000 hectáreas a menos de 6.000 en una década y de producir menos de 4.000 kilos por hectárea a los 12.000 que registra Europa en la actualidad. El motivo principal: «La falta de rentabilidad económica» -no incentiva el relevo generacional y sí el abandono- causada por el intenso cambio climático que padecen las Islas y la falta de saneamiento de un cultivo que tiene 82 variedades de uva, lo que hace de Canarias «un parque jurásico de uva y motivo del éxito mundial».
Ese cambio climático deriva en récord histórico en la producción de plátano canario, lo que le crea «una situación compleja en el mercado» por las importaciones de bananas en condiciones ventajosas. Esther Domínguez se refirió en este punto a la sostenibilidad necesaria y regulada por Europa que genera sobrecostes «que asume íntegramente el productor sin repercutirlo en el precio final», frente a los competidores extraeuropeos -«a los que la UE no aplica las mismas normas de producción»- que venden a precios muy inferiores -sus costes lo permiten- en un mercado donde «el consumidor no tiene la conciencia ambiental tan desarrollada como en otros países de Europa».
Las plagas son otra contribución al desasosiego que vive el sector primario. Un ejemplo está en la piña tropical, que en Canarias concentra el 90% de la producción en El Hierro, donde el 80% de las parcelas están infectadas por virosis y donde se actúa -«tarde, pero ya estamos en ello», según Pablo Carmona- en una lucha «que llevará un tiempo», periodo en el que se produce un abandono que, «en tres años, ha reducido el rendimiento un 57%». A esa «falta de rentabilidad» se suma que «no conseguimos mano de obra».
El tomate es el primer subsector que «ha padecido la casi extinción». Gustavo Rodríguez lo aseguró antes de poner sobre la mesa otros desafíos que debe afrontar el sector primario, como la apuesta de Europa por la deslocalización de la producción y la lentitud de la administración pública, convertida en «un escollo importante» que motiva «pérdida de mercado, como la exportación de tomate a Reino Unido, donde Marruecos nos adelantó por todos lados». «Hay que tener un poco más de sensibilidad con el sector primario, la misma que nos pidieron por el confinamiento para que a nadie le faltara qué comer y beber», reflexionó. Pero la ecuación no está completa sin el consumidor, «que tiene un papel preponderante del que no está siendo consciente. La cesta de la compra no bajará a medio plazo».
«Hay que pedirles a Europa las mismas normas para europeos y extraeuropeos», incidió Juan Jesús Méndez, al tiempo que consideró un error «parar el avance» de la digitalización del campo. Defendió la implantación del cuaderno digital como «una oportunidad» por las ventajas que aporta y, de soslayo, citó la inteligencia artificial. Esther Domínguez aludió a las dificultades para investigar soluciones para el agro en Canarias y «la falta de un plan b», lo que le hizo concluir que «las prohibiciones van mucho más rápido que las soluciones». Pablo Carmona prefirió «mirar con lupa» la aplicación digital al campo, consideró que «la burocracia se está pasando sobremedida y causa costes añadidos a los pequeños productores» y reprochó que en Europa y España «legislan desde un despacho», en alusión a la prohibición discriminatoria de productos fitosanitarios. «Hay 75 plagas reconocidas y en la cola se encuentran otras con las que la cifra llegará a 100», destacó Gustavo Rodríguez, quien sumó a los desafíos la falta de empleabilidad: «No hemos sabido trasladar que el agrícola es un empleo digno», introdujo.
En este punto, sostuvo que el sector primario «innova a velocidad de vértigo, aunque a Canarias llegará más tarde». Explicó que el agro usa el dron, el cuaderno digital, sensoriza el cultivo y emplea la robótica, campo éste que Rodríguez señala «como alternativa a la falta de mano de obra y con un rendimiento superior». «Hay que apostar por la agricultura como empresa», sentenció Carmona.
Producir peces no es problema
Acuicultura y pesca fue el título de la segunda mesa del foro Planeta Agro, que contó con la participación de Fernando A. Martín-Mönkemöller Martín-Spilker, jefe del servicio de Estructuras Pesqueras de la Dirección General de Pesca de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias; Yasmina Sánchez, abogada del área de Planificación Territorial y Transición Ecológica en Gesplan; Agustín Espinosa, biólogo marino y técnico de la Unidad Orgánica de Pesca del Cabildo, y Gabriel Vázquez, director de AgroBank en Canarias.
El censo del subsector cuenta con 1.450 pescadores profesionales, cuando llegaron a ser 25.000 hace varias décadas. En acuicultura son 950. La facturación es inversa: 30 millones de la pesca frente a 50 millones de los productores acuícolas. La perspectiva llama al optimismo de los acuicultores ya que Europa y España declararon esta actividad como sector estratégico. No depende de fenómenos meteorológicos y virus, porque se produce en el entorno natural (el mar). Su avance hace que el salmón, dorada, lubina y mejillón del supermercado proceda de la acuicultura, que producirá cerca de 36.000 toneladas en Canarias de aquí a 2030. Encima, el subsector necesita personal y la mano de obra es especializada y joven. El nubarrón más cercano se llama Marruecos, pero «de momento, no tenemos problemas».
Lo dijo Fernando Martín, mientras Yasmina Sánchez elogió el trabajo exhaustivo que dotó al subsector de un marco regulador -el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (Proac)- que incluye «reserva de suelo marino solo para la acuicultura, lo que le da nula incertidumbre a la hora de su implantación». Canarias cuenta con 30 zonas para explotaciones acuícolas, cinco de ellas en producción que hacen de las Islas el segundo productor de lubinas y el tercero de dorada en España. La sostenibilidad forma parte de esa regulación por «el consenso y gobernanza con las administraciones ambientales, territoriales y socioeconómicas». De hecho, el Proac establece tiempo de actividad de la explotación, límite productivo y 30 zonas de implantación, recordó.
Agustín Espinosa incidió en que la producción acuícola y pesquera canaria está casi al 50% -en Tenerife es del 20% frente al 80%-, con «beneficios mucho mayores» para los primeros. El biólogo aportó más datos: el 75% de las capturas pesqueras es de túnidos; la pesca aporta entre 300 y 400 empleos en 150 barcos, frente a los 90 de la única empresa acuícola de la Isla, que produce 800 toneladas de pescado al año frente a las 3.500 que captura la pesca artesanal. El técnico abogó por diversificar la producción, hoy centrada en dorada y lubina, apostando por el medregal, especies de seriola, moluscos y algas.
«La acuicultura es una actividad supercontrolada en el tema medioambiental», enfatizó Martín, quien espera que a finales de los años 30 «todas las zonas estén a disposición de los empresarios», si bien ahora se tramitan dos concesiones en Gran Canaria y una en Tenerife, que saldrán este año.
Como otros datos de interés, el debate aportó que «Canarias produce lubina XL de calidad» (Yasmina), que la industria de parques eólicos elige las zonas de reserva de la acuicultura para su implantación «porque son las mejores» (Yasmina) y que «la mejor instalación acuícola más moderna de Europa está en Tazacorte» por tecnología y sostenibilidad (Martín).
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